Por Daniel Martínez Zampa. Mag. en Adm. y Resolución de conflictos.

Los últimos días enfrentamientos que se han dado en nuestro país en el marco de los llamados “piquetes” han sido noticia.

Uno de ellos en la ciudad de Resistencia con una persona herida y otro en la ruta Nacional 11 cerca del límite entre Santa Fe y Chaco.

Los “piquetes” una postal habitual que afecta la vida diaria y marca cómo va escalando esta problemática con hechos de violencia.

Una realidad que cada día crece y cuya gestión hasta el momento no ha demostrado eficacia.

Hoy nos encontramos con hechos donde una parte de la población hastiada por los diarios inconvenientes comienza a reaccionar frente a la falta de respuestas.

Esto lleva a una peligrosa situación donde los particulares comienzan a atribuirse acciones que corresponden al estado tanto nacional, provincial y municipal.

Y esto puede llevar a graves escaladas si no se actúa a tiempo y con una clara política en tal sentido.

Abordar estos temas es mucho más complejo que “liberar el tránsito”, “usar la fuerza pública” o o “multar” como algunos proponen hoy.

El llamado “piquete” es un síntoma de algo mucho más profundo para abordarlo.

Afrontar la problemática implica primero analizarla, pensar el contexto, responsabilidades compartidas para diseñar un proceso de gestión que aborde las causas y no sólo el síntoma.

Es necesario analizar las causas de por qué escalan los conflictos y en función de ello pensar las respuestas: en algunos casos las causas son necesidades o reclamos insatisfechos, en otras «visibilizar» los pedidos ante falta de respuestas, la desconfianza, el pensar que es el único camino para canalizar pedidos, la falta de cumplimiento de las normas, negociaciones anteriores con promesas incumplidas, falta de diseño de caminos para gestionar los conflictos públicos que de cuenta de la complejidad de los mismos.

Los “piquetes” que nacieron como una forma de visibilizar protestas o reclamos hoy parecen manejarse totalmente al margen de la ley.

En esto se requiere pensar el contexto que facilita estos hechos como la falta de cumplimiento de las leyes, la situación social, los reclamos, respuestas dados desde el Estado y la mezcla de componentes de un año electoral que se ha adelantado en nuestro país.

En esto pensar la co- responsabilidad de todos los sectores en el tema.

El primer tema a pensar es el respeto de la norma con reguladora de la convivencia social.

Otro tema nos lleva a pensar por qué parecen obtenerse respuestas rápidas sólo cuando se acude por canales fuera de los que la norma establece y a afectar derechos de otros, qué ocurre con los los mecanismos de abordaje de los reclamos y por qué se ha legitimado formas violentas de hacerlo.

Para ello hay que analizar si las respuestas dadas a los reclamos son oportunas y cómo se gestionan.

El Derecho constitucional de “peticionar” a las autoridades implica un DEBER de dar una respuesta por el estado.

DEBER Que no significa que se dé lo que se solicita sino TENER una contestación oportuna a los pedidos efectuados.

Vemos que en muchos casos estos hechos vienen por falta de contestación como el que hubo hace unos días dónde se llegó a cortar una ruta nacional por una audiencia tres veces suspendida.

En otros los reclamos vienen por falta de cumplimiento de promesas. En ocasiones para “solucionar” el tema hoy, se realizan ofertas a sabiendas que no van a ser cumplidas, lo que genera en el futuro un doble problema.

Otro tema para pensar es la coordinación entre áreas de las instancias, ya que por burocracia a veces se traban o complican cumplir compromisos asumidos.

También pensar en cuál es la problemática que hay detrás, los intereses que se juegan, cómo los sectores políticos “usan” estos grupos en función de su interés particular.

Los reclamos y protestas deben darse dentro del marco de la Constitución, teniendo en cuenta que no existen derechos absolutos.

También se requiere trabajar en diseñar formas de protestas visibles que no afecten a terceros.

Ello implica el diseño de estrategias que den cuenta la complejidad de los conflictos públicos y de la situación, con el aporte de quienes trabajan en el campo de la prevención, gestión, resolución de conflictos, buscando, como lo sostiene J. P. Lederach la transformación de los conflictos aprovechando su energía para lograr la construcción de nuevos escenarios.

Son sólo algunas reflexiones, en tiempos donde, de no abordarse seriamente esta problemática se pueden plantear escenarios complejos.

Los hechos de los últimos días demuestran la NECESIDAD urgente de trabajar este sentido trabajando las causas y no sólo el síntoma, pensando en espacios de prevención, gestión, resolución y transformación que den cuenta de la complejidad de la cuestión.

¿Qué opinan? ¿Cuál es la realidad en sus países?

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