DANIEL F. MARTINEZ ZAMPA. Abogado. Mediador-Conciliador laboral. Magíster en Adm. Y Resolución de conflictos.

Comparto algunas ideas escritas hace ya más de 20 años. Hoy siguen actuales.

1  ¿Educar para la paz?

Ante lo que estamos viviendo en estos momentos puede parecer una gran utopía proponer “Educar para la paz”. 

 Más aún cuando la paz aparece como algo vago, lejano, en la que son los “otros” quienes son los “responsables” de su construcción.

Los “gobiernos”, las “instituciones”, el “sistema”, el “modelo” aparecen como responsables de que exista “paz”.

Pareciera que desde lo “individual” queda poco o nada por hacer frente a esta realidad.

Como primera aproximación a la construcción de una “cultura de paz” cabe la reflexión de la responsabilidad individual desde cada lugar y acción concreta en este proyecto.

Se hace necesario además definir qué entendemos por “paz” y qué consideramos “violencia”.

¿Entendemos que paz es la ausencia de la guerra, como lo hacían los romanos?

¿Existe sólo violencia cuando hay agresión física?

En el ámbito educativo algunas veces se asocia el término paz a la ausencia de conflictos, esto es, existe paz en el aula, institución cuando no hay “problemas”, los alumnos no se “agreden físicamente”, no cuestionan las enseñanzas del profesor. Lo mismo puede ocurrir a nivel institucional entre todos los demás actores.

Si entendemos el aula y la institución como una red de relaciones complejas nos preguntamos: “¿Hay Paz en un curso, institución donde no se plantean los conflictos por temor a represalias?, ¿Hay Paz donde hay conformismo, donde se aceptan situaciones injustas, donde un grupo no puede expresar sus ideas por miedo?”

Estas preguntas requieren de nuestra parte respuestas claras a la luz de la idea de hombre que deseamos para la sociedad de hoy.

¿Existe una forma de “construir la paz” desde la educación?

2  Los Contenidos Transversales

La Educación para la paz no debe ser entendida como una “materia” o “contenido” a enseñar sino como una forma de educar en valores que se transmiten también desde el saber, el hacer (vivencias cotidianas) y desde el ser.

En el marco educativo existen espacios para trabajar, entre ellos los llamados contenidos transversales.

La Educación para la Paz es decidir por un marco apropiado para construir institucionalmente “la Paz”.

Estos temas son aquellos que atraviesan los ciclos, materias y modalidades y no implican incluir nuevos contenidos sino organizarlos alrededor de un determinado eje educativo.

Las enseñanzas transversales tienen que impregnar toda la acción educativa, para responder a las demandas sociales y dar de alguna manera el sentido de “para qué” enseñar, y el “para qué” existe la institución escolar, esto es un compromiso de toda la comunidad educativa, especialmente del equipo docente.

En una sociedad que se presenta cada vez con mayores conflictos que repercuten en las instituciones educativas, la educación tiene que dar las herramientas para hacer frente a estos desafíos y al poder hacerlo la construcción de la paz es posible desde lo concreto.

 Un docente nos decía “los alumnos se expresan con los puños y no con palabras”. Muchas veces el conflicto y la violencia surge porque no se crean los espacios para poner en palabras los sentimientos y necesidades.

2.1  Construyendo el camino de la Paz.

El análisis del conflicto, la solidaridad, tolerancia, compromiso, aceptación de la diversidad, No discriminación, vivencia de los Derechos Humanos, cooperación, diálogo y técnicas de resolución de conflictos, forman parte del moderno contenido de la Educación para la Paz, que propone un protagonismo que implica reconocer el papel protagónico de cada una en su construcción.

2.2  ¿Cuáles Son Las Bases De La Educación Para La Paz?

La Educación para la Paz, actualmente reposa sobre dos conceptos básicos:

  1. el concepto de paz positiva; y
  2. la perspectiva creativa del conflicto.

2.2.1   Primer pilar: El concepto de Paz. La Paz Positiva.

Nuestra concepción occidental nos lleva tradicionalmente a pensar en un concepto de paz negativa, la pax romana: Paz es la ausencia de guerra. Esta concepción pone énfasis en la mera ausencia de conflictos bélicos, violencia directa.

A partir de las Investigaciones Para la Paz, Johan Galtung, el concepto de paz adquiere una nueva dimensión al relacionarlo no como contrario a la guerra sino a la violencia. La distinción entre violencia directa (física o agresión) y violencia estructural (Pobreza -privación de las necesidades básicas-, represión -privación de los Derechos Humanos- Alienación -privación de las necesidades superiores), trae un nuevo concepto de paz positiva que se caracteriza por:

Considerar a la paz como un proceso dinámico y permanente: no es una referencia estática o inmóvil.

Galtung sostiene que «llamar paz a una situación en la que imperan la pobreza, la represión y la alienación es una parodia del concepto de paz»[1] Relaciona el concepto de paz con el de justicia social amplia y violencia reducida; así como el de desarrollo y Derechos Humanos.

Trasladando estos conceptos al ámbito educativo, no se pude pensar en paz cuando hay marginación, temor a expresar las ideas y defenderlas, etc.

2.2.2   Segundo Pilar: El Conflicto

Como consecuencia de las Investigaciones para la Paz, también se reformula el concepto de conflicto, tradicionalmente asociado con lo negativo, la violencia, agresión.

La Educación para la Paz entiende el conflicto como un proceso natural y consustancial a la existencia humana. Considera la agresividad como propia del comportamiento humano, no es negativa en sí misma sino positiva y necesaria como fuerza que debe ser canalizada hacia actividades útiles.

Concepto:

Relacionando los dos pilares en los que se asienta la Educación para la Paz podemos concebirla como un proceso educativo, continuo y permanente, fundado en el concepto de paz positiva y la perspectiva creadora del conflicto y que a través de la aplicación de métodos problematizantes pretende desarrollar una cultura de la paz, ayudando a las personas a posicionarse frente a la realidad compleja y conflictiva y actuar en consecuencia.

De allí resulta que:

  • La Educación para la Paz es una forma de educación en valores.
  • Educar para la Paz es educar para la acción práctica.
  • La Educación para la Paz pretende incorporar el concepto de paz positiva en la comunidad comenzando por el nivel escolar.

La Educación para la Paz significa:

  • Construir y potenciar relaciones de paz entre los procesos de enseñanza-aprendizaje.
  • Organizar democráticamente el aula, con estructuras didácticas que importen participación de los alumnos.
  • Cultivar desde pequeños la tolerancia de la diversidad.
  • Analizar y regular y/o resolver el conflicto del grupo clase utilizando formas no violentas de resolución (negociación, mediación, arbitraje, etc, entre otros), generando compromiso, cooperación, diálogo y vivencia de los Derechos Humanos.

3   A MANERA DE CONCLUSIÓN:

Concluimos que la difusión y aplicación de las técnicas de gestión de conflicto en educación son herramientas útiles para avanzar en la construcción de una “cultura de paz”, con acciones y compromisos concretos.

La toma de conciencia del conflicto como una posibilidad de cambio, del protagonismo de las partes en su co-construcción, está íntimamente relacionada con los conceptos de los Procedimientos de Gestión de los conflictos, entre ellos la mediación y la negociación y con la construcción de la paz desde el protagonismo de los actores.

Las técnicas de gestión de conflicto se hallan relacionadas con la formación integral del hombre, con la educación en valores, con la formación de ciudadanos «responsables, protagonistas, críticos, creadores y transformadores de la sociedad»[2]

También sentaremos las bases para trabajar en pos de la idea expresada por la Convención Internacional de los Derechos del Niño que en el art. 29 establece que “Los Estados Partes convienen en que la educación del Niño deberá estar encaminada a: a)Desarrollar su personalidad, las aptitudes y la capacidad mental y física del niño hasta el máximo de sus posibilidades; b)Inculcar al niño el respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales y de los Principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas, c)Inculcar al niño el respeto  de sus padres, de su propia identidad cultural, de su idioma y de sus valores… d)Preparar al niño  para asegurar una vida responsable en una sociedad libre, con espíritu de comprensión, paz, tolerancia, igualdad de los sexos y amistad entro todos los pueblos…”

En la currícula se traducen tales pedidos que pueden ser trabajados en forma específica en cada contenido y en forma general a través de la Educación para la Paz como tema transversal desde propuestas concretas en cada nivel.

Si desde la educación se siembra la semilla de una conciencia de protagonismo en la construcción de la paz estaremos creando los caminos para la construcción de una “Cultura de paz”.

Los momentos actuales demandan promover la educación para la paz desde el ámbito educativo para que se pueda trasladar a todos los ámbitos.


[1] GALTUNG J: «Sobre La Paz”, Fontanara, Barcelona 1985

[2] Art. 6 Ley Federal de Educación Argentina, Ley 24195

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