Por Maite Gomis-Presidenta Apromec
Email: tgomis@alcoi.org
El proyecto de Ley de Mediación familiar que se debatirá en breve en las Cortes Valencianas pone de manifiesto que lo que la Consellería desea es dotar a la familia de un nuevo instrumento que potencie su protagonismo, que la proteja y la defienda desde ella misma, desde su unidad e importancia como célula básica de la sociedad. De ahí que la mediación familiar orientada a la empresa familiar sea una medida idónea y moderna para la familia y en pro de la familia, a la vez que una ayuda y apoyo a la empresa familiar especialmente en el difícil trance de la sucesión del fundador y propietario (sólo sobreviven un 15% de las empresas familiares a la tercera generación).

El legislador pretende defender y proteger a la familia, por ello como medida preventiva y de ayuda potencia la mediación, y como consecuencia de ello la figura del mediador, a quien va a exigir una formación rigurosa, a la vez que en sus intervenciones le pedirá neutralidad, imparcialidad y confidencialidad.

La Ley pone tanto énfasis en defender a la familia que quiere que quien le vaya a ayudar mediando sus conflictos, deseos de mejora o en el proceso de sucesión, esté mejor formado que ningún otro, ya que además de la titulación universitaria exigida para otras actuaciones similares, pide que los mediadores tengan una formación específica teórica y práctica, debidamente acreditadas como mediador/a.

En la Mediación familiar que se realice en las familias con negocios o empresas familiares la ayuda que el mediador ofrezca durante el proceso de mediación de la familia o familias en conflicto por la sucesión en la dirección y administración de la empresa o porque desean mejorar sus relaciones o porque desean realizar un plan de sucesión sin conflictos y en las mejores condiciones posibles ha de tener al ser humano en su antropología integral, la importancia y la razón de ser de la familia, así como los objetivos, elementos y factores fundamentales de la empresa en la sociedad competitiva y global de hoy. El mediador se encontrará ante hechos, situaciones y relaciones que afectan al sistema de familia, al sistema empresa, y al nuevo sistema creado, y que denominamos «sistema empresa familiar» (de ello hablaremos en otro artículo). Desconocer esta realidad o pasarla por alto sería muy grave para el proceso de mediación. En las mentes de los miembros familiares está presente.

Entendemos que si se puede llevar a cabo una ayuda mediadora de la empresa familiar, bien en circunstancias normales, bien para preparar adecuadamente la sucesión, teniendo en cuenta que la ley es, ante todo, el diseño de un verdadero procedimiento para garantizar la continuidad de la unidad familiar nuclear y /o extensa (de ahí la extrema delicadeza y necesaria alta preparación pluridimensional y creativa del mediador), finalidad establecida por el artículo 39 de la constitución, como obligación de los poderes públicos.

En esta ley se protege a la familia, a los hijos, a las familias y a los familiares (abuelos, tíos, sobrinos, nietos, etc.) entre sí, reformando su autonomía y la capacidad de decisión de sus integrantes a la hora de dar solución a los conflictos de intereses que puedan surgir. La elaboración autónoma y voluntaria de un Protocolo de trato y funcionamiento de los familiares con relación a los intereses empresariales en lo referente a sucesión y trabajo en la misma, será el primer escalón en la búsqueda de soluciones y mejoras a los problemas que deseen resolver o situaciones que quieran reorientar y mejorar. En estas circunstancias la ayuda de un mediador, que puede tener como colaboradores especialistas en diferentes disciplinas, es una forma de iniciar la resolución de posibles conflictos, así como la de crear los cauces y ámbitos de encuentro y comunicación entre los familiares, que permitan resolver las diferencias por sí mismos y fuera de los tribunales, con un éxito personal dentro y fuera de la empresa, así como preparar a la misma para el mejor éxito competitivo y de resultados económicos. Los empleados cuando observan que una sucesión se produce dentro de unos cauces de comunicación aceptables, redoblan su confianza por la empresa y se entregan con más fuerza por el éxito de la misma. De un proceso de mediación familiar en una empresa familiar, cada persona, cada familia y la propia empresa con sus trabajadores, proveedores y clientes han de salir beneficiados y fortalecidos, como individuo y como grupo. Si alguno pierde, algo ha fallado. Aquí el «todos ganan» es fundamental. Por ser un tema muy importante para las familias y para la sociedad, seguiremos reflexionando. De momento, ya se ha dado un paso importante, la Ley de Mediación Familiar se acerca.

Artículo publicado en el BOLETíN de Empresas, Empleo y Finanzas. Nº 66, del 26 de abril al 1 de junio de 2001. Periódico semanal de economía de la Comunidad Valenciana.

Artículo de opinión de 26 de mayo de 2001.

Autor: Santiago Sanjuan Sanz. Consultor y mediador de empresas familiares. Coordinador Académico y de Formación de  APROMEC (Asociación para el Progreso de la Mediación y la Conciliación)

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