Por Rafael Juarbe Pagán
Profesor de Derecho
Puerto Rico.
Contacto: rafaeljuarbepagan@gmail.com

Un estudio reciente publicado por Neuroscience News el 5 de marzo de 2024 destaca una realidad incómoda pero no sorprendente: nuestras convicciones morales tienden a flexibilizarse bajo el peso de nuestras preferencias políticas. La investigación sugiere que tendemos a justificar los errores de aquellos que comparten nuestro espectro político, mientras somos implacables con los fallos de nuestros oponentes.

Este fenómeno, más que una curiosidad sociológica, es un indicativo de una enfermedad más profunda que erosiona el tejido social: la polarización moral, que a menudo nos lleva a resentir a aquellos que ni siquiera conocemos.

Este reto no es exclusivo de una región en particular; es una encrucijada global que nos lleva a reflexionar: ¿cómo podemos aspirar a una política ética si nuestra brújula moral se ve influenciada por la bandera política que ondeamos?

La solución a este dilema inicia con un ejercicio de introspección colectiva. Es imperativo despojarnos de cualquier prejuicio que nuble nuestro juicio y adoptar una ética política que priorice los valores universales de empatía, comprensión y, sobre todo, diálogo.

El primer paso hacia la rehabilitación de nuestra moral política es reconocer que todos, independientemente de nuestra afiliación política, somos vulnerables a esta distorsión moral.

Este reconocimiento debe acompañarse de un esfuerzo consciente por promover el diálogo y la comprensión entre diferentes facciones políticas. Es a través del respeto mutuo que podemos empezar a tender puentes sobre las divisiones que nos separan.

Debe resaltarse que la verdadera medida del liderazgo no reside en la capacidad de triunfar a cualquier precio, ni de formular el comentario más agudo en las redes sociales desde una posición de cinismo, sino en el compromiso con los principios éticos y el bienestar colectivo. En este sentido, todos tenemos un papel que desempeñar, desde ejercer un voto informado hasta participar activa y constructivamente en el diálogo diario.

Nos encontramos en un punto de inflexión crítico. Ante nosotros se presenta el desafío de redimir nuestra política de la polarización que la asfixia.

Este estudio no solo debe servir como reflexión, sino como un llamado a la acción. Es el momento de unirnos para edificar un futuro en el que la política sea el reflejo de nuestros valores más elevados.

Imaginemos un foro de encuentro y no de confrontación, donde las decisiones se tomen con el bienestar común en mente, y no el beneficio partidista.

Este es el ideal al que podemos y debemos aspirar. Aunque la tarea no será sencilla, es sin duda la más noble y necesaria. Con este estudio como punto de partida, tenemos la oportunidad de embarcarnos en este viaje de transformación. Que así sea.

Fuente: Neuroscience News, «The Impact of Political Alignment on Morality», March 5, 2024. [https://neurosciencenews.com/political-alignment-morality-impact-17482/](https://neurosciencenews.com/political-alignment-morality-impact-17482/)

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