Por Teresita N. Codutti e Irma Z. Porfirio. Eicame. Publicado en Diario Norte, Suplemento Escolar. 12-5-2000 Consideramos que la implementación de las Técnicas de Resolución Alternativa de Disputas en las instituciones educativas son una forma de educar en valores y llevan consigo una nueva visión del conflicto, en la que se parte del mismo como parte inherente a la vida institucional que en sí mismo no es ni positivo ni negativo.
Ahora bien: para enfrentar al conflicto debemos analizarlo, conocer nuestras propias actitudes (autoevaluarnos) y trabajr técnicas y procedimientos de gestión de las disputas.
Nos ocuparemos en la presente nota de la autoevaluación como paso esencial para quien desee trabajar en este tema.
Cuesta autoevaluarnos dado que en general el término es asociado con buscar fallas y juzgar nuestras conductas. Y siempre que nos sentimos juzgados tenemos la necesidad de justificar nuestras acciones y defendernos.
Cuando proponemos la autoevaluación lo hacemos en el sentido de estimular la autorreflexión que nos permita aprender más ante el conflicto, así como admitir que frente al mismo, cada uno puede reaccionar de manera diferente.
Thomas y Kilmann definen cinco actitudes posibles: Competir (no cedo), colaborar (si hay un conflicto hay un problema y debemos buscar juntos la solución), transigir (está en un punto medio entre ceder y no ceder), evitar (ignoro el conflicto) y acomodar (cedo). Sostienen además que cada actitud tiene un uso apropiado. Es así como:»COMPETIR: puede ayudar en una emergencia; COLABORAR: resulta útil cuando los dos conjuntos de preocupaciones son demasiados importantes como para transigir; TRANSIGIR: puede ser útil cuando los objetivos son sólo moderadamente importantes; EVITAR: puede ser apropiado cuando una cuestión es trivial o cuando las cuestiones son más acuciantes; ACOMODAR: puede ser altamente apropiado cuando uno está equivocado».
Por su parte, Kreidler —citado en Girard y Koch-identifica cinco enfoques del conflicto en el aula:
El enfoque sin vueltas, implica no ceder, parte de la premisa que los niños necesitan una guía firme para aprender lo que está bien y mal.
El enfoque de solución de problemas, se caracteriza por enfrentar el conflicto buscando crear los espacios para solucionarlo entre todos.
El enfoque de lograr un acuerdo: esta actitud se podría definir con la actitud de escuchar a los niños y ayudarlos a que se escuchen y a ceder un poco.No siempre podemos lograr todo lo que queremos.
El enfoque de suavizar: se da cuando tratamos que enseguida vuelva la calma cambiando de tema.
El enfoque de ignorar: dejando que los niños solucionen solos sus problemas sin intervenir.
Insistimos en que no existen enfoques «correctos» o «incorrectos», sino que será necesario tener presente que frente a los conflictos se puede asumir distintas actitudes según el contexto. Lo «malo» en su caso sería responder frente a todos los conflictos de la misma manera ya que sería como pretender curar todas las enfermedades con el mismo remedio.
Creemos esencial la autoevaluación como paso previo a trabajar en la gestión de los conflictos como manera de tomar conciencia de las actitudes que —como docentes transmitimos en nuestra forma de gestionar los mismos.
Sostenemos que trabajar en la gestión de los conflictos en las escuelas es una forma de educar en valores. Es por ello que hacemos nuestras las ideas de Telma Barreiro quien sostiene que «Obviamente nadie puede enseñar un valor si no adhiere a él… Un docente siempre transmite valores, sobre todo por irradiación, esto es inevitable. El docente va irradiando con sus actitudes … un fuerte mensaje en valores, y con ello va generando, a veces inadvertidamente un determinado clima grupal…».
Debemos tomar conciencia que el «clima» que como docentes generamos con nuestras propias actitudes frente a los conflictos influirá en forma sustancial —sea positiva o negativamente- sobre cualquier proyecto que implementemos en nuestras instituciones.
PROFESORAS TERESITA NOEMÍ CODUTTI E IRMA ZALAZAR DE PORFIRIO