PROF. DANIEL MARTINEZ ZAMPA

A partir de la pandemia tomamos conciencia de la importancia de la Educación a Distancia.

Cuestión que no es nueva… que tiene ya muchos años…

Algunos ya veníamos trabajando en estos entornos total o parcialmente y el impacto no fue tan grande.

Para otros fue todo un cambio en pocas semanas.

Para algunos, al manejo de la tecnología se sumó en cómo organizar las clases.

En algunos casos se pensó que era dar la misma clase presencial, pero por “zoom” o “meet” y terminaron transformándose en “bustos parlantes” … intentando dar una clase magistral por estos medios.

En otros se pensó que era mandar material a los alumnos … textos… en algunos casos con poca orientación sobre qué hacer con los mismos.

Creo que la educación a distancia abre muchas posibilidades, en especial en los niveles Superior y Universitario en ciertos tipos de carreras. En otros la necesidad de práctica inmediata marca sus limitaciones.

También tiene sus limitaciones en la educación de los niños y jóvenes ya que falta el contacto directo y la socialización necesaria.

En la formación de Mediadores me parece muy importante la posibilidad de realizarla en el formato semipresencial, combinando sincrónicos, asincrónicos y presenciales.

Quiero detenerme en algunas cuestiones que la práctica me ha llevado a considerar importantes en estos espacios.

El primer gran desafío ha sido el replantear cómo organizar las clases, el sentido de las mismas y las actividades.

Evitar caer esos videos interminables o sólo llenar de bibliografía o “PowerPoint” que parecían resúmenes a los alumnos. 

Esto ha llevado a pensar en la organización de materiales con síntesis, guías y orientaciones de lectura y actividades de aplicación de los mismos.

También ha sido necesario estudiar y aprovechar todas las oportunidades que ofrecen los campus virtuales, desde los enlaces a páginas, videos, foros de debates, Wikis (espacios de construcción colectiva), etc.

Otros desafíos han sido las dificultades de los alumnos para acceder a la tecnología desde sus hogares, ya sea por limitaciones de dispositivos o fallas en internet y la necesidad como docente de guiarlos en estos nuevos entornos.

Con el tiempo, más allá de estos desafíos en lo pedagógico y tecnológico fue apareciendo algo que me parece hoy esencial: demostrar la presencia en la distancia, esto es cómo hacer sentir a quién está del otro lado que hay un docente cercano, cómo traspasar la pantalla y las plataformas.

Y ello me llevó a pensar la necesidad de pensar nuevas formas de hacer seguimientos dentro de las plataformas, ver quién ha ingresado o no al campus, si se cumplen o no las actividades, si tienen dificultades para realizarlas, periódicamente responder a todas las inquietudes que plantean, crear grupos de WhatsApp (sí… otro más) … enviar mensajes semanales explicando qué se trabajará durante la semana y cómo…

En síntesis, creo que la Educación a Distancia junto con la tecnología que hoy disponemos nos abre muchas posibilidades y nos permite lograr acciones de formación de calidad.

Requiere por parte de los docentes, además del replanteo de las clases estrategias, el desafío de hacernos presentes a la distancia. ¿Qué piensan colegas?

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