Por Daniel Martínez Zampa. Prof. en Ciencias Jurídicas.
Cada año en los diferentes países se recuerda en un día especial a los docentes, en Argentina este homenaje se realiza cada 11 de septiembre a los maestros, el 17 de septiembre a los profesores y el 19 de septiembre a los auxiliares docentes .
Si bien espero que algún día unifiquemos las fechas para recordar a TODOS los docentes juntos ya que más allá de las diferencias en cada nivel la esencia de la docencia es la misma.
Frente a lo que diariamente ocurre en las escuelas, donde son cuestionados, deslegitimados, desautorizados e incluso agredidos, surge la reflexión ¿quién cuida a nuestros docentes? ¿Quién cuida a los que educan a nuestros hijos?. ¿Qué hacemos desde las distintas instancias para apoyar su trabajo? ¿Sólo nos acordamos de ellos para el día del maestro?
A nadie escapa el alto valor que siempre tuvo la tarea de educar, aunque hoy parece estar desvalorizada. Nuestras aulas son caja de resonancia de todo lo que ocurre fuera de los muros de la escuela. A nuestros docentes hoy se les pide que se “hagan cargo” de todo lo que deberían hacer los diferentes órganos del estado y las familias. Frente a esto el “contrato” familia escuela está en crisis y debe ser resignificado.
El desgaste que sufre el docente frente al aula se traduce en el aumento de las enfermedades de tipo sicológicas que se viene dando. Sólo quien está frente al aula y frente a alumnos sabe lo que esto significa hoy en día. Esto se produce también por la necesidad de contar con nuevas herramientas para su labor. A nadie escapa que los chicos de hoy han cambiado y se requieren nuestras estrategias de las que aún no se puede dar cuenta acabadamente.
El cambio constante es un signo de nuestros tiempos y en la escuela nos encontramos con la paradoja de ser custodio de un saber que hoy se modifica rápidamente.
Frente a esto nuestros jóvenes ven cómo en la práctica el estudio parece “no valer nada” ya que para conseguir un trabajo es más importante tener algún “padrino” que la formación y el esfuerzo realizado.
Desde algunas familias se pide a la escuela que haga lo que ellas no pueden hacer. “Yo ya no sé qué hacer con mi hijo… a ver si Ud. puede ponerle límites…” , escuché decir a un padre una vez.
Desde las autoridades muchas veces se deslegitima su accionar y su autoridad, desautorizando sus decisiones ya sea anulando sanciones , separando del cargo sin fundamentos u “ordenando” mesas especiales de exámenes , entre otras situaciones.
Como en toda profesión existen buenos y malos docentes, pero es responsabilidad de todos cuidar a los buenos docentes y que los malos docentes den cuenta dentro de los mecanismos previstos por la ley.
Aún cuando la profesión docente está hoy tan cuestionada, resulta interesante ver cómo aún se ve a la institución escuela como una de las más confiables y cómo excelentes docentes le ponen pasión a lo que hacen diariamente y cómo los alumnos reconocen este esfuerzo.
Cuidar a nuestros docentes es responsabilidad de todos.
De los propios docentes apoyándose mutuamente en las instituciones y ocupándose de aquello que le es propio de su función.
Del Estado, revalorizando su rol , evitando las desautorizaciones y deslegitimaciones y brindando los espacios de contención que como profesionales que deben enfrentar esta realidad compleja necesitan. En algunos estados provinciales en Argentina hace años existían gabinetes sicopedagógicos que estaban a disposición de los docentes o equipos que colaboraban en el abordaje de la conflictividad. Hoy, con una realidad mucho más compleja en muchos lugares no hay nada, sólo hay “parches” que se “sacan de la galera” cuando algo grave pasa, “parches” que aparecen y desaparecen pero no pueden sostener su trabajo en el tiempo.
También volver a los espacios de reflexión institucional sobre la labor y la posibilidad que cada institución pueda requerir el auxilio y la formación en los aspectos que hagan a su realidad y necesidades, rescatar el valor de la convivencia y los climas institucionales como telón de fondo de las prácticas educativas.
Por su parte los órganos competentes del estado deben hacerse cargo de la problemática social que les corresponde para que se establezcan verdaderas redes para contención de las familias y los niños y cubrir sus necesidades básicas.
Y desde las familias debemos apoyar el trabajo docente y ante un caso de duda, hablar con el docente directamente evitando desautorizarlo frente a nuestros hijos, hablar con nuestros hijos acerca de lo que hacen en las escuela y la necesidad de respetar a quien lo educa en la escuela.
Si entendemos que todos, padres, docentes , estado y sociedad toda estamos del mismo lado, tendremos mejores chances de guiar el barco de la educación de nuestros hijos en el sentido correcto.
¡GRACIAS A NUESTROS DOCENTES!
DANIEL MARTINEZ ZAMPA
Abogado-Mediador- Magister en Adm.y Resolución de conflictos.
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